sábado, 10 de marzo de 2012

MEDIO MARATÓN DE ZARAGOZA 2009

Esta es la historia de la única vez en la que me he tenido que retirar de alguna carrera. No es que sea yo precisamente una persona muy competitiva, pero una vez que empiezo una competición me gusta terminarla. Creo que es bastante lógico, a todos nos pasará lo mismo...

Voy a resumir un poquito lo que me pasó porque es bastante curioso:

ocurrió la noche del 25 al 26 de abril del año 2009 y serían sobre las 4 de la madrugada. A las 9,30 de esa misma mañana daba comienzo en el Paseo Independencia la XII del medio maratón de Zaragoza 2009, por lo que yo estaba durmiendo. Para aquel entonces, vivía en la residencia de estudiantes Baltasar Gracián de Zaragoza, donde he pasado cuatro años maravillosos. Las habitaciones eran dobles con camas tipo litera. A pesar de que mi compañero llevaba un mes de Erasmus y que yo estaba solo en la habitación...dormía en la litera de arriba! Como digo, serían sobre las 4 de la madrugada cuando de repente...aparecí en el suelo!



El guantazo que me di fue de impresión! Recuerdo que estaba durmiendo tan tranquilamente cuando me desvelé un poco. De eso que estas "medio despierto-medio dormido" pero que no sabes si estás boca arriba, de lado, boca abajo... Mi "sentido arácnido" decía que tenía la pared a la izquierda, por lo que decidí dar media vuelta hacia allí para taparme y coger una nueva postura y seguir durmiendo. Pero no. A ese lado no había ninguna pared. Lo que había era el borde de una cama elevada metro y medio sobre el frío y duro suelo embaldosado. Recuerdo perfectamente que me desperté del todo a mitad de la caída, cuando no había ya vuelta atrás. Al abrir los ojos vi cómo se acercaba el suelo y...PUM!! Ostión que te has llevado!

El golpe seco y directo que me llevé en la rodilla derecha lo recuerdo aun como si fuera en estos momentos. Aun tuve suerte de que aterricé así y no con las muñecas, la cabeza o qué se yo...que me podría haber hecho mucho más daño! El caso es que estuve como 3 minutos tirado a oscuras en el suelo "chemecando" sin poderme mover y pensando qué hacer: si volver a dormir, salir al pasillo a avisar a alguien, pedir auxilio, darme un minimasaje, esperar...al final me volví a dormir! Además, daba la circunstancia de que ese finde la residencia estaba muy vacía porque la mayoría de la gente estaba en Cantabria de un "viaje de estudios residencial". Así que en la resi estábamos muy pocos: los empollones que se quedaban siempre a estudiar y cuatro que nos quedamos para la media maratón.

Unas horitas después, a las 8 de la mañana, habíamos quedado en despertarnos y juntarnos en el comedor esos 4 chicos que digo para desayunar. La imagen era para verla. El primero, (un chaval de Calahorra que ahora hace triatlón) se levantó costipado y con mocos y dijo que no iba. El segundo, amigo del primero, al ver que su amigo no iba se acojonó y dijo que él tampoco . El tercero sí, ese muy bien. Y el cuarto, o sea yo, apareció por el comedor casi a rastras tirando de la rodilla dolorida e hinchada bajo la vergonzosa excusa de "me he caido de la cama". Como digo...para pintar un cuadro!

Camiseta de premio (no le tengo mucho cariño)
A pesar de que me costaba una barbaridad andar y casi no me podía mover, tiré de casta o como se quiera llamar y dije que yo iba a participar...que para algo había pagado y tenía ya la camiseta! A ver qué pasaba. Así que bajé hasta Independencia con el muchacho número 3 y nos plantamos en la salida. ¿Qué pasó? Pues lo más lógico y coherente, lo que tenía que pasar....que sobre el kilómetro 9 me arranqué el dorsal y me retiré. Me costó mucho tomar la decisión pero era una locura seguir ahí sufriendo, bastante inconsciencia hice ya sólamente empezándola a correr. En esos momentos me costaba mucho incluso andar. 



Tal cual abandoné la carrera, volví a la resi a por la cartera y directo al Hospital Clínico. Hay que ponerse en situación desde la perspectiva del médico. Domingo. 11 de la mañana. Llega un chaval de 20 años, con su barba y sus cosas y te dice que se ha caído de la cama. Así de primeras, si fuera yo el médico lo primero que pensaría es "buena fiesta que te debiste pegar ayer campeón" o "deja las drogas que no te hacen ningún bien". Pero todo lo contrario. A ver cómo le explicaba yo a ese hombre que estaba durmiendo para descansar y hacer una media maratón, que me caí sin más de la litera, que aun así corrí como pude los primeros 9 kilómetros y que ahora estaba ahí sentado delante suyo. Como para hacérselo creer.

Como diagnóstico me dijo que sí, que tenía la rodilla hinchada pero que sólo era el fuerte golpe, que no tenía nada más. No sé si ese hombre acertó o no, pero para no tener nada me pegué mucho tiempo con dolores en la rodilla bastante importantes. Y no me extraña, porque el porrazo de los buenos! Lástima que nadie estuviera allí para verlo y ratificar mis palabras...

En fín, que vaya ladrillo he soltado para no decir nada. Es lo que tiene que el médico me tenga prohibido correr por un tiempo. Esta historia llevaba tiempo queriéndola contar porque me parece curiosa y algo impropia de una persona de 20 años, que eso de caerse de la cama hacía ya tiempo que lo había dejado...Hay que decir que las risas que tuve que soportar en los días siguientes de amigos, familiares y conocidos en general  fueron bastante frecuentes. Aun hay gente que me lo recuerda de vez en cuando. Por cierto, a partir de esa noche y dado que estaba solo en el cuarto, me pasé a dormir a la cama de abajo...



Saludos desde Barbastro Capital!


1 comentario:

  1. Ufff....Vaya caída dura, pero hostias más fuertes da la vida, aunque no se hinche la rodilla....La crónica es buena. Me he reído imaginando la situación. Espero que pronto estes dando caña por estos caminos de Dios. Un saludo

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