¡Como todos los meses de marzo, al llegar la Carrera de las Mujeres de Barbastro, nos pondremos la muda bien rosa y saldremos a buscar una becaria redactora!
Fiel a mi auto-impuestra tradición de buscar una chica que resuma este jaleo "desde dentro", este año 2018 he vuelto a barrer para casa con una amiga de las de toda la vida. De esas con las que tienes fotos en los parvulitos, el colegio, el instituto, la universidad y el verano pasado (de Nochevieja mejor no preguntar jejej). Una chica con la que además de vivir muchas cosas propias de la amistad, en los últimos tiempos también hemos compartido kilómetros en distintas carreras con más o menos fortuna.
Vamos... ¡que llevaba escrito en la frente que algún día escribiría por aquí y le estoy muy agradecido de que así haya sido! Aunque es más de correr por el monte, hay días como hoy que se deja ver por terrenos asfaltados y esas oportunidades hay que aprovecharlas. Vive en Barbastro, es de Estadilla y este año lo petará sí o sí en el trail de junio porque la justicia del deporte se lo debe. Se llama Beatriz Mialdea, ha corrido con el dorsal 713 y esta es su bonita historia:
Vamos... ¡que llevaba escrito en la frente que algún día escribiría por aquí y le estoy muy agradecido de que así haya sido! Aunque es más de correr por el monte, hay días como hoy que se deja ver por terrenos asfaltados y esas oportunidades hay que aprovecharlas. Vive en Barbastro, es de Estadilla y este año lo petará sí o sí en el trail de junio porque la justicia del deporte se lo debe. Se llama Beatriz Mialdea, ha corrido con el dorsal 713 y esta es su bonita historia:
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El pasado jueves (8
de marzo) las calles de Barbastro y del resto de nuestro planeta se tiñeron de
violeta y se llenaron de mujeres luchando por sus derechos. Tan solo tres días
después (11 de marzo), nuestra ciudad se tiñó de rosa y las mujeres volvimos a
ser las protagonistas, esta vez por otra causa, en una cita que ya se ha
convertido en toda una tradición: la carrera de las mujeres de Barbastro.
La carrera de las mujeres de
Barbastro ya ha cumplido seis años. Yo he tenido la
suerte de poder participar en cuatro de ellas, pues participo siempre puedo.
Cada una de las cuatro han sido especiales y diferentes, pero todas han tenido
algo en común: esa energía rosa, por llamarla de alguna manera, que se crea
durante toda la mañana y que invade las calles de nuestra ciudad.
Y es que, creo que
hablo en nombre de muchas mujeres, y hombres, cuando digo que la carrera de las
mujeres es
más que una carrera. Esta carrera ha echado sus raíces en nuestra
ciudad, contando con una aceptación increíble desde el primer momento por parte
de mujeres de todas las edades y condiciones físicas.
Me gustaría remarcar la labor de todas las
personas que se encargan de la organización de esta carrera porque, una vez
más, lo han bordado y aplaudir la participación masiva de las mujeres de
Barbastro y alrededores. Tod@s hacéis que sea, no solo posible, sino mágico.
Sin duda, la causa nos mueve a todos, tanto a las mujeres que participan como a los espectadores que animan, ya que la lucha contra el cáncer es uno de los grandes desafíos de la actualidad. La carrera de las mujeres es empatía, unión, apoyo y fuerza a todas aquellas mujeres que sufren o han sufrido esta terrible enfermedad. En la carrera de las mujeres las ganadoras son ellas.
Saludos, sonrisas, últimos estiramientos, últimas fotos, nervios, emoción y mucha energía rosa.
Sin más dilación,
voy a contarnos mi experiencia en la 6ª carrera de las mujeres de Barbastro (2018).
Me apunté sin dudar pues, como ya he comentado, intento no faltar a este evento
tan especial. Desde que me atreví a correr la media maratón de Barbastro y la
Behovia, no he entrenado mucho, pero eso no es lo importante en esta carrera…
Me levanto el
domingo. Desayuno y me preparo. A las 9.45 h aproximadamente salgo a por el
dorsal. Me dirijo al coso. Por el camino, ya me voy encontrando mujeres de rosa
y a un par de amigas con las que acabo echando un café tras recoger el dorsal. Después
del café, troto un poquito para calentar motores. Cuando vuelvo al coso, muchas
ya están esperando en la salida. Es entonces cuando veo a Emy y Bea, en
representación de Alberuela de Laliena, con las que correré buena parte de la
carrera.
Últimos minutos. Suena
Tu canción, de Amaia y Alfred. Se respira amor. Suena más alto que las
anteriores… ¡apuesto a que es la última! Pues no, pero casi. Suena We will rock
you, Queen. ¡Pura energía! Todas aplaudimos, siguiendo el ritmo y fusionándonos
en una fuerte marea rosa. Empieza la cuenta atrás y… ¡Pum! La marea rosa inunda el
paseo del coso. Esos primeros metros son siempre mágicos.
Las tres vamos avanzando
entre la multitud de mujeres. No se si es cosa mía, pero me parece que cada año
viene más gente a animar. En el Cortés nos encontramos con la charanga. El
primer kilómetro transcurre con tranquilidad y se hace fácil. Ayuda mucho la
cantidad de gente que hay animando y la música de la charanga.
Tras cruzar el
puente de San Francisco viene la parte más dura de la carrera. Las pocas
subidas que hay en la carrera de las mujeres se concentran en este punto.
Algunos años la dureza es mayor porque hace mucho calor, pero este año la
temperatura es suave. Emilia, Bea y yo superamos este tramo juntas y comentamos
que lo más duro ya está hecho.
En la primera
bajada (primera vuelta de 180º en las huertas) la gravedad ayuda y veo que
empiezo a acelerar el ritmo. Al rato me doy cuenta de que he dejado atrás a Emy
y Bea. No las veo, pero no estarán muy lejos. Miro hacia adelante. Delante de
mí veo una niña corriendo, que se para a caminar. Cuando la alcanzo le animo y
se pone a correr. Se llama Violeta, lo pone en su dorsal. Corremos juntas el
tercer kilómetro. En la bajada posterior al cruce del colegio Pedro I la
gravedad vuelve a poseerme y cuando llego al puente veo que he perdido a
Violeta.
El último kilometro
me crezco un poco gracias a la animación del público y subo un poco el ritmo.
Cuando llego al coso acelero un poco más (a mi me gusta mucho esprintar), pero
noto que no estoy tan fuerte como hace un par de meses. Así pues, mantengo el
ritmo y dejo lo de esprintar para otra carrera.
Meta. Me pongo a
andar hacía los jardinetes tras chocar los cinco con Martín. Mis compañeras de
carrera – Emy, Bea y Violeta - aparecen segundos después. Emy y Bea me dicen
que han estado siguiéndome todo el tiempo. Parece que he hecho de liebre sin
querer.
Resultado cuantitativo:
20min30seg. Muy satisfecha con la marca contando con el entrenamiento de los
últimos meses.
Resultado
cualitativo: otra vez, hemos llenado Barbastro de energía rosa.
Tras una ducha reconfortante y necesaria, no
podía faltar una escapada al Vino, trufa, jazz de
Estadilla para rematar un domingo fantástico.
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¡Muchas gracias por tus palabras Bea!
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