domingo, 11 de marzo de 2018

VI CARRERA DE LA MUJER DE BARBASTRO 2018



¡Como todos los meses de marzo, al llegar la Carrera de las Mujeres de Barbastro, nos pondremos la muda bien rosa y saldremos a buscar una becaria redactora! 
Fiel a mi auto-impuestra tradición de buscar una chica que resuma este jaleo "desde dentro", este año 2018 he vuelto a barrer para casa con una amiga de las de toda la vida. De esas con las que tienes fotos en los parvulitos, el colegio, el instituto, la universidad y el verano pasado (de Nochevieja mejor no preguntar jejej). Una chica con la que además de vivir muchas cosas propias de la amistad, en los últimos tiempos también hemos compartido kilómetros en distintas carreras con más o menos fortuna. 

Vamos... ¡que llevaba escrito en la frente que algún día escribiría por aquí y le estoy muy agradecido de que así haya sido! Aunque es más de correr por el monte, hay días como hoy que se deja ver por terrenos asfaltados y esas oportunidades hay que aprovecharlas. Vive en Barbastro, es de Estadilla y este año lo petará sí o sí en el trail de junio porque la justicia del deporte se lo debe. Se llama Beatriz Mialdea, ha corrido con el dorsal 713 y esta es su bonita historia: 

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El pasado jueves (8 de marzo) las calles de Barbastro y del resto de nuestro planeta se tiñeron de violeta y se llenaron de mujeres luchando por sus derechos. Tan solo tres días después (11 de marzo), nuestra ciudad se tiñó de rosa y las mujeres volvimos a ser las protagonistas, esta vez por otra causa, en una cita que ya se ha convertido en toda una tradición: la carrera de las mujeres de Barbastro.
La carrera de las mujeres de Barbastro ya ha cumplido seis años. Yo he tenido la suerte de poder participar en cuatro de ellas, pues participo siempre puedo. Cada una de las cuatro han sido especiales y diferentes, pero todas han tenido algo en común: esa energía rosa, por llamarla de alguna manera, que se crea durante toda la mañana y que invade las calles de nuestra ciudad.

Y es que, creo que hablo en nombre de muchas mujeres, y hombres, cuando digo que la carrera de las mujeres es más que una carrera. Esta carrera ha echado sus raíces en nuestra ciudad, contando con una aceptación increíble desde el primer momento por parte de mujeres de todas las edades y condiciones físicas.
Me gustaría remarcar la labor de todas las personas que se encargan de la organización de esta carrera porque, una vez más, lo han bordado y aplaudir la participación masiva de las mujeres de Barbastro y alrededores. Tod@s hacéis que sea, no solo posible, sino mágico.

Sin duda, la causa nos mueve a todos, tanto a las mujeres que participan como a los espectadores que animan, ya que la lucha contra el cáncer es uno de los grandes desafíos de la actualidad. La carrera de las mujeres es empatía, unión, apoyo y fuerza a todas aquellas mujeres que sufren o han sufrido esta terrible enfermedad. En la carrera de las mujeres las ganadoras son ellas.

Son muchas las emociones que se despiertan desde que sales de casa y comienzas a ver a las primeras mujeres vestidas de rosa dirigiéndose al mismo lugar hasta esos minutos previos al pistoletazo de salida, escuchando las últimas canciones y rodeadas de alrededor de 1.000 mujeres llenas de ilusión y dispuestas a recorrer esos cuatro kilómetros, tan cargados de significado y sentimiento para todas. Ese momento, cuando estamos todas bien apretaditas formando una gran marea rosa, es a mi parecer el momento más intenso de toda la mañana.
Saludos, sonrisas, últimos estiramientos, últimas fotos, nervios, emoción y mucha energía rosa.


Sin más dilación, voy a contarnos mi experiencia en la 6ª carrera de las mujeres de Barbastro (2018). Me apunté sin dudar pues, como ya he comentado, intento no faltar a este evento tan especial. Desde que me atreví a correr la media maratón de Barbastro y la Behovia, no he entrenado mucho, pero eso no es lo importante en esta carrera…
Me levanto el domingo. Desayuno y me preparo. A las 9.45 h aproximadamente salgo a por el dorsal. Me dirijo al coso. Por el camino, ya me voy encontrando mujeres de rosa y a un par de amigas con las que acabo echando un café tras recoger el dorsal. Después del café, troto un poquito para calentar motores. Cuando vuelvo al coso, muchas ya están esperando en la salida. Es entonces cuando veo a Emy y Bea, en representación de Alberuela de Laliena, con las que correré buena parte de la carrera.

Últimos minutos. Suena Tu canción, de Amaia y Alfred. Se respira amor. Suena más alto que las anteriores… ¡apuesto a que es la última! Pues no, pero casi. Suena We will rock you, Queen. ¡Pura energía! Todas aplaudimos, siguiendo el ritmo y fusionándonos en una fuerte marea rosa. Empieza la cuenta atrás y… ¡Pum! La marea rosa inunda el paseo del coso. Esos primeros metros son siempre mágicos.


Las tres vamos avanzando entre la multitud de mujeres. No se si es cosa mía, pero me parece que cada año viene más gente a animar. En el Cortés nos encontramos con la charanga. El primer kilómetro transcurre con tranquilidad y se hace fácil. Ayuda mucho la cantidad de gente que hay animando y la música de la charanga.
Tras cruzar el puente de San Francisco viene la parte más dura de la carrera. Las pocas subidas que hay en la carrera de las mujeres se concentran en este punto. Algunos años la dureza es mayor porque hace mucho calor, pero este año la temperatura es suave. Emilia, Bea y yo superamos este tramo juntas y comentamos que lo más duro ya está hecho.


En la primera bajada (primera vuelta de 180º en las huertas) la gravedad ayuda y veo que empiezo a acelerar el ritmo. Al rato me doy cuenta de que he dejado atrás a Emy y Bea. No las veo, pero no estarán muy lejos. Miro hacia adelante. Delante de mí veo una niña corriendo, que se para a caminar. Cuando la alcanzo le animo y se pone a correr. Se llama Violeta, lo pone en su dorsal. Corremos juntas el tercer kilómetro. En la bajada posterior al cruce del colegio Pedro I la gravedad vuelve a poseerme y cuando llego al puente veo que he perdido a Violeta.
El último kilometro me crezco un poco gracias a la animación del público y subo un poco el ritmo. Cuando llego al coso acelero un poco más (a mi me gusta mucho esprintar), pero noto que no estoy tan fuerte como hace un par de meses. Así pues, mantengo el ritmo y dejo lo de esprintar para otra carrera.

Meta. Me pongo a andar hacía los jardinetes tras chocar los cinco con Martín. Mis compañeras de carrera – Emy, Bea y Violeta - aparecen segundos después. Emy y Bea me dicen que han estado siguiéndome todo el tiempo. Parece que he hecho de liebre sin querer.
Resultado cuantitativo: 20min30seg. Muy satisfecha con la marca contando con el entrenamiento de los últimos meses.
Resultado cualitativo: otra vez, hemos llenado Barbastro de energía rosa.
Tras una ducha reconfortante y necesaria, no podía faltar una escapada al Vino, trufa, jazz de Estadilla para rematar un domingo fantástico.
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¡Muchas gracias por tus palabras Bea!

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