martes, 28 de agosto de 2018

LOS VINOS DE JULIO 2018

Sin quererlo ni beberlo (nunca mejor dicho), he tardado en poner los vinos de julio pero me han salido bien variaditos con un blanco, un tinto y un rosado. Eso sí, los tres son españoles aunque de zonas diferentes: Somontano, Navarra y Ribera del Duero. ¡Saluten!


LA HUELLA DE AITANA 2017. Garnacha 100%. Gonzalo Celayeta Wines. DO Navarra (España)

Creo que después de 3 años haciendo esto de los vinos del mes este es el primer rosado que incluyo en la lista. Aunque yo no opino parecido, conozco enólogos que consideran al rosado como un "vino menor", como algo que no tendrá nunca la categoría de un tinto, un blanco, un dulce, un fortificado o un espumoso. En cambio, parece como si la industria vinícola y los medios especializados se estuvieran esforzando últimamente en poner de moda los rosados, especialmente esos pálidos que llaman "de la Provenza" y que tantos halagos despiertan entre instagramers, fans de Mr. Wonderful y demás familia. 

Personalmente, a mí es una moda que no me gusta y que espero que se marche pronto. Cada uno tiene que hacer lo que puede hacer y si a los enólogos de Provenza les salen los rosados así de forma natural siempre estarán más buenos que los rosados oscuros de España que han sido decolorados con carbón activo, echándoles agua o de cualquier otra forma que es mejor que la gente no sepa.

Por eso, ya que es la primera vez que pongo un rosado he querido que sea uno auténtico, hecho por alguien que lo ama y lo siente de verdad más allá de modas pasajeras. Un rosado elaborado en una zona que precisamente es famosa por sus rosados desde hace muuuuchos años, una zona que me encanta y que se llama Navarra.

Allí, trabaja un joven enólogo nacido en Olite que se llama Gonzalo Celayeta y que alguna vez ya he nombrado por aquí gracias a un vino blanco. Esta vez, el rosado que me ha gustado está dedicado a su hija Aitana y, como no podía ser de otra forma siendo Navarra, se ha elaborado íntegramente con Garnacha. Pero lo mejor y más extraño de todo es que es un rosado fermentado y criado en madera, concretamente en roble americano. Eso le da un perfil totalmente distinto a un "rosado convencional": más subido de color, más cremoso, más potente, con más peso... ¡un rosado de cuchillo y tenedor que  a la vez resulta fresco e interesante!

¡A la mierda los rosados pálidos forzados a ser "provenzanos" cuando han nacido en Rioja, Jumilla o Penedés! Hay que apostar por este tipo de producto, hecho por gente que tiene las ideas claras y apuesta por ello. 



SERS BLANQUÉ 2016. Chardonnay 100%. Bodegas Sers. DO Somontano (España)

Si tuviera que elegir mis vinos favoritos del Somontano, creo que este casi siempre estaría en la lista (dependiendo de cuántos me dejaran elegir quiero decir). Lo descubrí hace unos años en el Festival Vino del Somontano y desde entonces siempre que puedo lo pido.

Es un Chardonnay fermentado en barrica de esos que me gustan a mí, de los que se pueden masticar pero sin que te estés bebiendo un batido de roble. Un blanco denso, complejo y muy bien elaborado por otro joven enólogo que se llama Pablo Canales y que vive en Cofita. De hecho, en una visita la pasada primavera a ese pueblo, entré medio de casualidad a la bodega y fue su madre la que me regaló la botella que aparece en la foto. ¡En Huesca somos así de majos y campechanos!

Si no es la más pequeña, seguro que Sers es de las bodegas más chiquititas del Somontano; una bodega familiar con producciones muy pequeñitas pero bien cuidadas y de gran calidad. ¡Si no habéis probado nada de ellos ya tardáis en compraros algo!



3 ASES CRIANZA 2013.  Tempranillo 100%. 3 Ases bodegas y viñedos. DO Ribera del Duero (España)

Termino este viaje tardío de julio con otro vino que me regalaron y que valía mucho la pena. No conozco bien la historia del proyecto, pero la bodega 3 Ases fue fundada en 2007 por tres amigos especialistas cada uno en un área diferente del mundo del vino (intuyo que enología, viticultura y ventas) por sus empleos anteriores.

Eligieron un nombre tan presuntuoso como este y bajo dicha marca, elaboran solamente dos referencias de vino tinto en Quintanilla de Arriba, uno de los pueblos de la famosa "Milla de Oro" de la Ribera del Duero. Los dos vinos son tintos y, cómo no, elaborados con Tempranillo (o tinta fina, tinta del país...) con la única diferencia de sus tiempos de envejecimiento en roble.

Este mio es el Crianza 2013, añada no especialmente buena en la Ribera del Duero que, aun así, dejó algunos vinos bastante bien hechos como el de este caso. Jugoso, potente y equilibrado. ¡Jugando a la carta ganadora!


¡Saludos, litros y kilómetros desde Barbastro! 

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