No sé muy bien cómo explicar lo que pasó este domingo en
Bilbao porque fue raro. Muy chulo y recomendable…pero raro. Estas son
las razones:
- No era una carrera. O sea, era una carrera pero sin infraestructura de carrera. Le llamaban marcha montañera y en principio era de andar. Para que mis paisanos lo entiendan con un ejemplo, es como si te presentas a algo que en vez de organizarlo el CAB lo organiza Montañeros de Aragón.
- La cosa es que, entre aquellos senderistas, nos presentamos unos cuantos “bichos raros” con intención de correr y llegar un poco antes a costa de sudar algo más. Dos distancias y dos salidas a elegir: 20K (a las 9 a.M.) y 37K (a las 8 a.M.).
- Llevábamos dorsal, el recorrido estaba perfectamente balizado y había tanto guardarropa como avituallamientos. Pero no había arco de meta, ni público, ni calles cortadas, ni controles intermedios, ni speaker, ni fotógrafos…
- La salida nos la dio un hombrecillo con un megáfono en un paso de cebra cuando se puso el semáforo en verde.
- No había premio para los más rápidos. Cada uno debía llegar a meta en función de la prisa que tuviera por volver a casa. Se supone que hacías esto “por amor al arte”.
- No daban camiseta. Los obsequios fueron una braga para el cuello, unos guantes, tres cajitas de caldo Aneto, cuatro yogures Kaiku, un Aquarius y un cupón para conseguir gratis el diario Deia este jueves (porque publicarán allí las clasificaciones aunque sirvan de poco…)
- Y lo más raro, extraño y desconcertante de todo: QUEDÉ TERCERO EN LA MODALIDAD LARGA DE 37K. Para una vez que quedo por arriba en algo y no es competitivo ni dan premios, buena puntería…
Con estos antecedentes, voy a intentar explicar lo demás de
la forma más concisa y amena posible.
Sábado 16-3-2013.
Vitoria-Gasteiz
Son las seis de la tarde y me monto en un bus dirección Bilbao.
Al llegar, me recibe una amiga de la infancia que ya me ha organizado todo. Nos
vamos a pasar la noche al caserío de otra chica de Sopelana, en la costa
vizcaína. Tras una buenísima cena y un poco de conversación, a eso de la 2 de
la madrugada me voy a la cama. Entre que en el piso de abajo hay ruido y los
“nervios” que tengo, creo que no me consigo dormir hasta las 2:30 o así…
Domingo 17-3-2013.
Sopelana.
A las 6 de la mañana suena el despertador. En la calle
todavía es de noche y en casa todo está en silencio. Me levanto habiendo
dormido tres horas escasas y me bajo andando hacia el metro, a esas horas solo
hay borrachos y gente que viene de fiesta. Tras media horita de viaje, bajo en
la estación de San Mamés, desayuno en un bar no muy limpio y voy hacia la
salida con el tiempo un poco justo. Está colocada en el parking de Zorrozaurre,
al ladito de la Ría.
La estampa es curiosa. Entre los coches se reparten dorsales aunque no parece que haya ninguna carrera. Hay unas 50 personas dispuestas a hacer 37K pero la mayoría con mochila, botas de monte, bastones, cantimplora, bocadillo y pocas pintas de querer correr. También hay otros doce un poco más ligeros con zapatillas de trail, camelbag, cinturón porta-bidones, gafas de sol, medias compresoras, gorra, barritas energéticas, etcétera.
Lote de regalos por participar |
La estampa es curiosa. Entre los coches se reparten dorsales aunque no parece que haya ninguna carrera. Hay unas 50 personas dispuestas a hacer 37K pero la mayoría con mochila, botas de monte, bastones, cantimplora, bocadillo y pocas pintas de querer correr. También hay otros doce un poco más ligeros con zapatillas de trail, camelbag, cinturón porta-bidones, gafas de sol, medias compresoras, gorra, barritas energéticas, etcétera.
Y entre toda esa mezcla, hay uno de Barbastro con cara de
sueño que no sabe muy bien qué hace ahí. Por no llevar no lleva ni zapatillas
de montaña. Está esperando con una camiseta de manga larga, un pantalón corto,
unas medias y unas zapatillas amarillas “de asfalto”. Nada más. A pelo. Ni
bidón, ni barritas, ni guantes, ni braga, ni móvil, ni leches en vinagre…
Recorrido 37K medido por el Garmin |
A eso de las 8:07 de la mañana, nos arremolinamos todos en torno a un señor con un megáfono que ejerce de líder. Cuando el semáforo se pone en verde, nos da su bendición y empiezan los 37 kilómetros, cada uno al ritmo que crea conveniente. Los auto-proclamados corredores, nos miramos de reojo y enseguida hacemos un grupito dejando atrás a los andarines. Aparentamos ser una docena de amiguetes que han salido a entrenar, con la diferencia de que llevamos dorsal y no nos conocemos de nada
Sin proponérmelo, ya en la primera subida cojo un ritmo un
poquito más alto que los demás y me pongo “en cabeza” con otros dos chicos: Mikel (de Bilbao) y Miguel Ángel (de Santurtzi). Dicen que tienen pensado acabar esto
alrededor de las 4 horas. Yo no tengo ni idea de cuánto me puede costar porque
no sé por dónde va el recorrido ni cuánto desnivel hay. Alrededor del K5,
pasada la zona de Pikotamendi, aprietan y se largan sin mí.
Allá por el K7 me pilla Gaizka. Es corpulento, lleva
mochila con agua y en las subidas es muy constante. Cuando el
terreno pica hacia arriba, él va mejor y se adelanta un poco. En los llanos y
bajadas le alcanzo, porque yo voy más fino. Subimos juntos el monte Avril,
pasamos el barrio La Peña y ascendemos al Pagasarri (K24). Los dos solos. Nadie
por delante y nadie por detrás. Solo vemos excursionistas y gente que pasea por
ahí. Nos miran raro, sin saber qué hacen por aquellos caminos dos tipos sudorosos
con un dorsal en el pecho…
Mi dorsal: el 101 |
Cuando vamos por el monte Arraiz, alrededor del K30, empieza
a llover. A mí todavía me queda gasolina para acelerar mientras Gaizka se queda
por detrás a su ritmo. En uno de los caminos me cruzo con un señor que me dice:
“¡vamos chaval que vas tercero! ¡Los dos
primeros ya están lejos pero vas bien!”. Sé que voy tercero, pero no estoy
acostumbrado a que me griten esas cosas y me pongo un poco nervioso. Bueno, no
sé si nervioso o contento.
Los últimos 4 kilómetros se me hacen un pelín largos porque
no acostumbro a correr tanta distancia y ya son de asfalto. El circuito nos lleva
por la Ría de Bilbao y es extraño porque estoy en una carrera, pero creo que
nadie a mi alrededor lo sabe. Me cruzo con otros corredores y gente que mira
extrañada intentado leer qué pone en mi dorsal. Y mientras todo esto ocurre, aprieto
los dientes y me arden las piernas: K33, K34, K35, K36, K37…meta. Llego en tercera
posición en 4h20min. ¡Ole mis pelotas!
Para una vez que llego en ese puesto me hubiera gustado otra cosa. Todavía llueve y no conozco ni me espera nadie. En la meta (que en realidad es un parking), están las señoras voluntarias repartiendo los caldos Aneto y unos cruasanes para reponer fuerzas. Recojo la mochila, saco el móvil y le queda tan poca batería que ni siquiera me puedo hacer una foto que hubiera sido “histórica”…
Mikel ha quedado primero y Miguel Ángel segundo. Se ve que han hecho una carrera espectacular, un mano a mano intenso decidido al final. Al rato
llega Gaizka. Nos despedimos y yo me voy a duchar al Polideportivo de Deusto,
justo al lado del parking-meta. Supongo que a lo largo del día irán apareciendo
el resto de corredores del 37K, los caminantes del 20K y los caminantes del
37K. Hace falta mucha paciencia para hacer semejante vuelta andando…
RESUMEN DE TODO ESTE ROLLO
Fue una mañana muy curiosa porque participé en una carrera
que en realidad no era una carrera. Además, hubiera subido al podium por
primera vez en mi vida si hubiera existido. En total fueron 37K y 1.315 metros
de desnivel positivo. Un trazado exigente que me hizo sudar y darlo todo por
unos sitios espectaculares, siempre alrededor de Bilbao sin perder de vista la
ciudad en ningún momento. Lástima no haber llevado la cámara de fotos porque
teníamos unas panorámicas increible.
En cuanto a lo del tercer puesto, considero eso algo anecdótico y de poca importancia. Bien es verdad que la inscripción estaba abierta al 100% de la Humanidad pero a la hora de la verdad, esa distancia estabamos dispuestos a correrla no más de 15 personas. Por tanto "tiene truco", aunque para hacer un poco de cachondeo y contárselo luego a los nietos mola bastante...
En cuanto a lo del tercer puesto, considero eso algo anecdótico y de poca importancia. Bien es verdad que la inscripción estaba abierta al 100% de la Humanidad pero a la hora de la verdad, esa distancia estabamos dispuestos a correrla no más de 15 personas. Por tanto "tiene truco", aunque para hacer un poco de cachondeo y contárselo luego a los nietos mola bastante...
Con esto ya me he quedado tranquilo. Tengo hecho el Anillo Verde de Vitoria y el de Bilbao. ¿Alguien sabe si en Donosti también tienen uno? Igual hay que acercarse algún día para completar el tridente…
También quiero dar las gracias a todas las personas con las que he estado este finde. Por acogerme, darme de comer y facilitar que me pueda apuntar a estas pequeñas locuras a la vez que conozco mundo: Flavia, Haizea, Sali, Txarly, Gaizka, Jokin, Bego, Lisbeth...
Se me hace raro verme tan arriba, y más todavía porque han puesto mal tanto el apellido como el tiempo de llegada por alguna razón. Fueron 4h20 y no 4h27 pero da igual, lo mismo es. El caso es que...uno de Huesca se ha colado entre vascos contra pronóstico!! ;)
NOTICIAS EN LA PRENSA
Saludos vitorianos!
Con tanto anillo vas a parecerte al Gollum.
ResponderEliminarFuera de historias, te estas convirtiendo en un experto en encontrar carreras, que aunque corra poca gente, tienen una pinta del copón y medio.
Ahí está la clave para hacer buenos puestos...encontrar las carreras a las que va poca gente!! jajajajaj
EliminarpODIUM para Dakota Cubelos ... pa dias te vuelves a subir a otro JAJAJA (y yo ni en sueños). Saludos.
ResponderEliminarRazón no te falta, y por eso ya me he guardado en papel la clasificación...por lo que pueda pasar en el futuro! jajaj
EliminarUn saludo
Buena crónica, no sabía que existiese la carrera ni si quiera el anillo verde de bilbo, pero leí tu post cuando hiciste el de Vitoria y lo tengo como objetivo para esta primavera. Ánimo chaval
ResponderEliminar