lunes, 29 de abril de 2013

MISTERIOS DEL CUERPO HUMANO

El cuerpo humano es misterioso, y por eso existen carreras universitarias como Odontología , Psicología o Medicina. Sin embargo, el más misterioso de todos los cuerpos es el de uno mismo. Nos es tan dificil hacer predicciones porque no somos ordenadores. Puede ocurrir que lo que un día nos parece imposible, al siguiente nos resulte fácil. Al menos, así es como funciono yo...y en lo referido al deporte sobre todo.

El miércoles pasado corrí 18K bastante cómodo. El jueves unos 10K, bien también. El viernes hice 7K a ritmo lento y casi me da una pájara. Llegué a casa frustrado y echando el higadillo. Así que el sábado descansé de las zapatillas y fui a nadar. Y ayer, el día que peor tiempo hacía en Vitoria y que menos me apetecía de toda la semana: 28K más a gusto que nunca. ¿Alguien lo entiende?





Estuve media tarde mirando por la ventana, intentando decidirme a salir un rato. Que si, que no, que va a llover, que mira qué viento hace, uy esa nube qué fea...hasta que al final sin pensarlo mucho me calcé y salí a la calle. Hacía fresquito, aire, eran ya las 19:20 de la tarde y tenía pocas ganas; pero tengo cerca el maratón y de vez en cuando hay que hacer estos esfuerzos. Así que me dije: "venga, unos 11 kilometrillos lentos y a casa".

Será que no hacía calor, o que el aire me daba de culo, o que se alinearon Marte con Urano...o qué se yo! El caso es que cogí un ritmo muy cómodo y constante y así a la marcheta y sin tenerlo planeado me casqué 28 kilómetros en 2h22min con sufrimiento cero y disfrute infinito. Paré tres veces, una a beber agua y dos a estirar; pero llegué a casa con el orgullo y la moral dando palmas. Dos palabras clave: ILUSIÓN Y MOTIVACIÓN.



A lo que voy. Porque el día sea malo a través de la ventana no significa que necesariamente el entrenamiento también vaya a ser malo. Es cierto que cuesta más salir a la calle, pero luego igual te sorprendes a ti mismo. Ayer, el mejor plan era quedarse en el sofá con una manta, pero luego sales y resulta que vas finísimo. En cambio, hay días con un sol radiante y pajaritos cantando en los que te da por correr y a los 3 kilómetros estás como Di Maria en Bolivia...pidiendo la bombona de oxígeno! No hay que preocuparse y tirar la toalla, el cuerpo humano es incomprensible. O por lo menos, yo muchas veces no lo entiendo...

Decía Charles Dickens que "El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta". Sin duda, un tipo sabio. Saludos y salud desde Vitoria!


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