Por aquello de seguir escribiendo de deporte y hacer uso del nombre del blog en toda su extensión... el pasado sábado volví a dejarme ver por una carrera. ¡Escribir de vinos está bien pero de vez en cuando hay que variar! Estadilla fue la localidad y su famoso Trail de la Carrodilla el evento elegido.
Gracias a la charanga, Estadilla es prácticamente mi segundo pueblo por la gente que conozco y lo bien que me lo paso cada vez que voy allí. Lo de este sábado no fue tan divertido ni descansado como tocar el saxo en las fiestas pero era algo que ya echaba de menos y no se me ocurre mejor escenario que este. ¡Así que vamos allá my friends!
19:30 horas del sábado 10 de junio de 2017.

Yo voy sin gorra, sin gafas de sol, sin reloj, sin geles, sin música, sin presión... pero con una botellita de agua de 50cl en la mano. ¡Uno ya es perro viejo y sabe que para lo poco que pesa te da un buen servicio en días como este!
Al principio salimos como fuinas porque el trazado llanea o tienda a bajar, pero pronto las cuestas ponen a cada uno en su sitio, baja el ritmo general, desaparece la conversación y se empiezan a escuchar jadeos en varios idiomas. Los primeros 5 kilómetros son de subida general y en ellos, debido al calor y la pendiente, me encuentro con algún que otro pajarón célebre al que me paro a socorrer con mi agua fresquita. Yo tampoco es que vaya sobrado ni mucho menos, pero cuando ves a un amigo pasando un rato feo lo menos que puedes hacer es pararte a ayudarle como puedas.

De ahí hasta el final ya es todo cuesta abajo por el precioso camino del barranco de Mentirosa. Agarrándome a los ritmos de Miguel primero y Jorge después, aparezco con las piernas ya un poco acartonadas de nuevo en la meta de Estadilla. ¡Qué carrera tan maja, tan exigente y tan bien organizada! El reloj de meta dice que he llegado en 1h41min32seg y a mí me parece perfecto. La próxima vez que vuelva a Estadilla ya será para agosto, con la camiseta rosa y el saxo colgado del cuello.
Enhorabuena a la organización y a todos aquellos que decidieron sudar la gota gorda por los caminos de la Carrodilla. Volveré.
¡Saludos, litros y kilómetros desde Barbastro!
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